La
teoría
de Darwin
Charles Darwin no fue el
primero en proponer que la diversidad de los organismos es el
resultado de procesos
históricos, -pero el reconocimiento por la teoría
de la evolución le pertenece por dos razones. En
primer lugar su "larga argumentación"' -como fue
caracterizado El Origen de las Especies- dejó poca duda
acerca de que la evolución había ocurrido en
realidad y, de esta manera, marcó un punto de viraje en
la ciencia de
la biología.
La segunda razón, que está íntimamente
vinculada con la primera, es que Darwin percibió el
mecanismo general en virtud del cual se produce la
evolución.
El concepto original
de Darwin y de Wallace acerca de cómo ocurre la
evolución todavía sigue proporcionando el marco
básico para nuestra comprensión del proceso. Ese
concepto se funda en cinco premisas:
a. Los organismos
engendran organismos similares; en otras palabras, hay
estabilidad en el proceso de la reproducción.
b. En la
mayoría de las especies, el número de individuos
que sobreviven y se reproducen en cada generación es
pequeño en comparación con el número total
producido inicialmente.
c. En cualquier
población dada ocurren variaciones
aleatorias entre los organismos individuales, algunas de las
cuales son hereditarias, es decir, que no son producidas por el
ambiente.
d. La interacción entre estas variaciones
hereditarias, surgidas al azar, y las características del
ambiente determinan en grado significativo cuáles son los
individuos que sobrevivirán y se reproducirán y
cuáles no. Algunas variaciones permiten que los individuos
produzcan más descendencia que otros. Darwin llamó
a estas características variaciones "favorables" y propuso
que las variaciones favorables heredadas tienden a hacerse cada
vez más comunes de una generación a otra. Este es
el proceso al que Darwin llamó selección
natural.
e. Dado un
tiempo
suficiente, la selección natural lleva a la
acumulación de cambios que provocan diferencias entre
grupos de
organismos.
Teorías evolucionistas
Corrientes y Autores Ideas y
Acontecimientos
Creacionismo y | |
Aristóteles (siglo IV | Las especies, inmutables, |
Primeras ideas | |
Épocas de la | Buffon establece una escala |
Lamarckismo | |
Filosofía | Lamarck es autor de una de las |
Darwinismo | |
El origen de las especies por | Darwin explica el |
Mutacionismo | |
1900 | Hugo de Vries, Carl Correns y |
Neodarwinismo | |
1920-1950: nace la principal | El desarrollo de la genética (en particular de la |
Corrientes | |
Las teorías de Hugo de | |
Década de 1970: | Según Kimura, ciertas |
Década de 1970: modelo de | S. J. Gould y N. Eldredge |
Evidencias del proceso evolutivo
La formulación de la teoría evolutiva se
sustentó en un gran número de datos, a los que
se han sumado posteriormente numerosas evidencias que
ponen de manifiesto la evolución histórica de la
vida. Podemos clasificar estas evidencias distinguiendo las cinco
principales fuentes de las
que provienen: la observación directa, el estudio de la
biogeografía, el registro
fósil, el estudio de las homologías y la
imperfección de la adaptación.
La observación directa permite apreciar, en
algunos casos, la acción
de la selección causada por las presiones de la
civilización humana sobre otros organismos. Estos casos
representan el cambio en
pequeña escala que ocurre dentro de las poblaciones
(microevolución). Entre los ejemplos modernos de
selección natural, que actúa sobre variaciones
aleatorias, se encuentra el aumento en la frecuencia de una
variante negra de Biston betularia en áreas industriales,
el incremento de las bacterias
resistentes a antibióticos, los múltiples logros de
la selección artificial y la constatación de las
variaciones existentes entre poblaciones naturales pertenecientes
a una misma especie.
En el método
para detectar y aislar bacterias resistentes a las drogas. a)
Las bacterias son cultivadas en un caldo que contiene nutrientes.
b) Se esparce una muestra de la
suspensión celular sobre la superficie de una placa de
Petri que contiene un caldo nutritivo solidificado con agar. c)
Se incuba la placa hasta que se visualizan las colonias
individuales. d) Se utiliza un trozo de paño
aterciopelado, ajustado alrededor de un bloque cilíndrico,
para transferir una muestra de las colonias a otra placa de Petri
que contiene un medio sólido con el antibiótico
penicilina y que constituirá una réplica de la
original. e) Sólo las bacterias resistentes a la
penicilina crecerán en la placa que contiene el
antibiótico.
Los ejemplos mencionados apoyan la propuesta de Darwin
de la selección natural como principal mecanismo del
cambio evolutivo. Sin embargo, si bien ilustran
significativamente el cambio que ocurre dentro de las
poblaciones, no constituyen por sí mismos evidencias del
cambio evolutivo que ocurre por encima del nivel de las especies
(macroevolución).
Las evidencias del cambio evolutivo a gran escala
provienen de otras fuentes:
Los datos provenientes de la biogeografía
evidencian qué tipos particulares de organismos se
encuentran en áreas geográficas específicas,
pero no en otras áreas de clima y topografía similares. Las observaciones de
Darwin acerca de la distribución geográfica y una
multitud de otros ejemplos biogeográficos constituyen una
fuerte evidencia de que los seres vivos son lo que son y
están donde están a causa de los acontecimientos
ocurridos en el curso de su historia previa.
Otra línea de evidencias que ponen de manifiesto
la ocurrencia de la macroevolución es la proporcionada por
el registro fósil, que muestra que los organismos tienen
una larga historia y que han cambiado en el curso del tiempo. El
registro fósil revela una sucesión de patrones
morfológicos en la que las formas más simples
generalmente preceden a las más complejas. Los estudios
geológicos y la recolección de especímenes
vegetales y animales formaban parte de las actividades de Darwin
durante el viaje del Beagle. Las costas de Sudamérica eran
de interés
particular, porque mostraban evidencias de extensos cataclismos
con muchos estratos geológicos expuestos.
Otra prueba importante de la evolución a gran
escala que se desprende del análisis del registro fósil
está dada por la secuencia de aparición de ciertos
grupos de organismos que permite deducir un orden evolutivo para
esos grupos: primero peces, luego
anfibios, luego reptiles y finalmente aves y
mamíferos.
Una línea de evidencias adicional del proceso
evolutivo proviene del estudio comparativo de las denominadas
estructuras
homólogas y de las vías bioquímicas. Las
homologías entre las estructuras, los patrones de
desarrollo y la unidad bioquímica
de organismos diversos denotan una ascendencia común. Las
similitudes que expresan homologías son poco explicables
en términos de su funcionalidad. La pata del caballo, el
ala del murciélago, las aletas de una ballena están
constituidas sobre la base de un mismo patrón, que incluye
los mismos huesos en
posiciones relativas similares. Los miembros con cinco dedos son
homólogos en la medida que constituyen una similitud entre
especies, que no está justificada funcionalmente. Para los
naturalistas predarwinianos, ésta era una evidencia de la
existencia de un "plan de la
naturaleza",
en un sentido místico. Para los biólogos
evolucionistas, es la evidencia del origen común de estos
grupos, a partir de un antecesor común que tenía
cinco dedos. Si las especies hubieran sido creadas separadamente,
sería imposible interpretar esta coincidencia.
Finalmente, una última línea de evidencia
proviene de los estudios sobre la adaptación,
también llamada la "imperfección" de la
adaptación. En el curso de su carrera como naturalista,
Darwin acumuló una enorme cantidad de información sobre los organismos vivos.
Sobre la base de este vasto conocimiento,
Darwin sabía que no todas las adaptaciones
-"dispositivos"- son perfectas. Las adaptaciones simplemente son
tan buenas como pueden serlo. Lejos de ser una dificultad para
los evolucionistas, según lo muestra un análisis
cuidadoso, la imperfección de muchas adaptaciones
constituye una quinta línea de fuerte evidencia en apoyo
de la evolución.
Darwin encontró numerosos ejemplos en los que
comprobó que la evolución, muy lejos de operar como
un delicado ingeniero que diseña y construye a cada
especie a partir de un plan preconcebido y de materiales
óptimos, se parecería más a un zapatero
remendón que pone parches sobre diseños
preexistentes. Las adaptaciones proveen evidencia no sólo
de que en las poblaciones ocurren cambios graduales a lo largo
del tiempo en respuesta a fuerzas selectivas del ambiente, sino
también de que muchas de ellas distan de ser perfectas
como consecuencia de las restricciones dadas por la historia
evolutiva del grupo.
La teoría de la evolución en la
actualidad
Desde la época de Darwin se ha acumulado un gran
número de evidencias adicionales que sustentan la realidad
de la evolución que ponen de manifiesto que todos los
organismos vivos que existen hoy sobre la Tierra se han
establecido a partir de formas más antiguas, en el curso
de la larga historia del planeta. En verdad, toda la
biología moderna es una confirmación del parentesco
existente entre las numerosas especies de seres vivos y de la
diferenciación y diversificación ocurrida entre
ellas durante el curso del tiempo. Desde la publicación de
El Origen de las Especies, el interrogante importante acerca de
la evolución, ya no ha sido si ella ocurrió o no.
Esto no constituye actualmente un tema de disputa para la
abrumadora mayoría de los biólogos. Los
interrogantes principales, y aun fascinantes, para los
biólogos conciernen a los mecanismos por los cuales ocurre
la evolución.
Una de las principales debilidades de la teoría
de la evolución, según fuera formulada por Darwin,
era la ausencia de un mecanismo válido para explicar la
herencia.
El desarrollo posterior de la genética
permitió dar respuesta a tres cuestiones que Darwin nunca
pudo resolver: 1) ¿de qué manera se transmiten las
características heredadas de una generación a la
siguiente?; 2) ¿por qué las características
heredadas no se "mezclan", sino que pueden desaparecer y luego
reaparecer en generaciones posteriores y 3) ¿de qué
manera se originan las variaciones sobre las cuales actúa
la selección natural?
La combinación de la teoría de la
evolución de Darwin con los principios de la
genética mendeliana se conoce como la síntesis
neodarwiniana o la Teoría Sintética de la
evolución. Algunos aspectos de la Teoría
Sintética recientemente han sido puestos en tela de
juicio, en parte como resultado de nuevos avances en el
conocimiento de los mecanismos genéticos producidos
por los rápidos progresos en biología molecular y,
en parte, como resultado de nuevas evaluaciones del registro
fósil. Las controversias actuales, que se refieren
principalmente al ritmo y a los mecanismos del cambio
macroevolutivo y al papel desempeñado por el azar en la
determinación de la dirección de la evolución, no
afectan a los principios básicos de la Teoría
Sintética. Sin embargo, prometen proporcionarnos una
comprensión mayor que la actual acerca de los mecanismos
por los cuales ocurre la evolución.
La
evolución de los homínidos
Los primeros mamíferos se originaron a partir de
un grupo de reptiles primitivos hace aproximadamente 200 millones
de años y coexistieron con los dinosaurios
durante 130 millones de años. La extinción de los
dinosaurios fue seguida por una rápida radiación
adaptativa de los mamíferos. La evolución de los
primates comenzó cuando un grupo de pequeños
mamíferos, semejantes a las musarañas, trepó
a los árboles. La mayoría de las
tendencias en la evolución de los primates parecen estar
relacionadas con adaptaciones a la vida
arbórea.
Los dos grupos principales de primates vivientes son los
prosimios (loris, galagos, lémures y tarseros) y los
antropoides (monos del Viejo Mundo, monos del Nuevo Mundo y
hominoides). El análisis presentado hasta el momento
sugiere que los gibones, orangutanes, gorilas y chimpancés
constituyen nuestros parientes vivos más
cercanos.
Los primeros miembros del grupo de los homínidos,
los australopitecinos, se originaron hace más de 4,2
millones de años. Eran pequeños, tenían
cráneos simiescos y caminaban erectos. Las especies
descriptas hasta el presente incluyen a A. anamensis y A.
afarensis, que constituyen el tronco ancestral, y dos linajes
divergentes: australopitecinos gráciles -como A.
Africanus- y robustos -como A. robustus, A. boisei y A.
Aethiopicus-. Los australopitecinos robustos han sido actualmente
asignados al género
Paranthropus.
El origen de los humanos anatómicamente modernos
está en discusión. Se proponen dos modelos: el
modelo del candelabro y el modelo de Arca de Noé. La mayor
parte de las evidencias, que incluyen el análisis
genético, sugieren que los humanos modernos evolucionaron
a partir de una población africana que migró hace
aproximadamente 100 mil años y que, a medida que se
expandía, fue reemplazando a las poblaciones europeas y
asiáticas del género Homo establecidas
previamente.
Tendencias en la
evolución de los primates
Los primates son un orden de mamíferos que se
adaptaron a la vida arborícola. Las principales tendencias
en su evolución parecen estar relacionadas con diversas
adaptaciones a este tipo de vida.
Entre las muchas adaptaciones de los primates se
encuentran la mano y el brazo. Los primeros mamíferos
cuadrúpedos tenían cinco dígitos separados
en cada mano y en cada pie. En el curso de la evolución,
diferentes presiones selectivas fueron favoreciendo una mayor
eficiencia
para correr, excavar y capturar la presa y llevaron al desarrollo
de pezuñas y garras en la mayoría de los
mamíferos y, en algunos casos, uñas. También
surgieron aletas natatorias en lugar de los miembros. Los
primates modernos, con pocas excepciones, tienen un pulgar
divergente, que puede ser oponible al dedo índice y que
incrementa la facultad de asir y la destreza manual. En el
curso del desarrollo del linaje, se observa entre los primates
una tendencia evolutiva hacia una capacidad de
manipulación más delicada. Entre los
mamíferos, los primates pueden torcer el hueso radio por encima
del cúbito, lo que les confiere gran flexibilidad, a
diferencia de los mamíferos y reptiles
primitivos.
Algunas manos de
primate.
Las manos del tarsero (un prosimio) tienen grandes
almohadillas epidérmicas adhe-sivas con las que puede
asirse de las ramas. En el orangután, los dedos son
alargados y el pulgar es reducido. Esto le permite columpiarse en
forma eficiente de una a otra rama asiéndolas con la mano,
lo que se denomina braquiación. La mano del gorila, que
utiliza para caminar y para manipular, tiene dedos cortos. El
pulgar humano es proporcionalmente grande con respecto al de los
otros primates y la oposición del pulgar con respecto a
los otros dedos, de la que depende la habilidad manual, es
superior en los humanos.
Otro resultado de las presiones selectivas en el
hábitat
arbóreo es el incremento de la agudeza visual, con la
consiguiente reducción de la prevalencia en la función
del olfato, que es el más importante de los sentidos en
la mayor parte de los otros grupos de mamíferos. En casi
todos los primates, las retinas tienen conos y bastones; los
conos están vinculados con la visión de los
colores y con
la discriminación visual fina. La
mayoría de los primates también tienen retinas con
fóvea que permiten un enfoque fino y conos para la
visión de los colores.
Otra tendencia principal en la evolución de los
primates es el incremento del cuidado de las crías. Dado
que los mamíferos, por definición, amamantan a su
cría, las relaciones materno-filiales son generalmente
más prolongadas y más fuertes que en otros
vertebrados (con excepción, en algunos casos, de las
aves). En los primates de mayor tamaño, las crías
maduran lentamente y atraviesan por largos períodos de
dependencia y aprendizaje.
Otra adaptación a la vida arbórea es la
capacidad de adoptar una postura erecta. Aun los primates
cuadrúpedos, como los monos, pueden sentarse erguidos. Una
consecuencia de esta postura es el cambio en la
orientación de la cabeza, que permite al animal mirar
directamente hacia adelante mientras se mantiene en una
posición vertical. Esta característica, por sobre
todas las demás, es la que hace que nuestros parientes
primates nos parezcan tan "humanos". La postura vertical fue una
característica importante sobre la que posteriormente se
sustentó la evolución de la posición erecta,
característica de los humanos modernos.
Líneas
principales de la evolución de los
primates
Generalmente se divide a los primates en dos grupos
principales: los prosimios, que incluyen a los loris, galagos,
tarseros y lémures, y los antropoides o primates
superiores (que incluyen a los monos, antropomorfos y
humanos.
Los prosimios modernos son mayormente animales
arborícolas de tamaño pequeño a mediano y de
hábitos nocturnos. En general, se alimentan de insectos o
combinaciones de hojas, frutos y flores. Entre los antropoides,
los monos son generalmente más grandes que los prosimios,
tienen cráneos más redondeados y, en general, se
los considera más inteligentes, aunque ésta es una
cualidad difícil de medir. Todos los monos tienen
visión estereoscópica completa y son capaces de
discriminar los colores y todas las especies tienen
hábitos diurnos. Las hembras muestran cuidado parental y
los machos pueden desempeñar funciones de
protección del grupo.
Los monos aparecieron, probablemente, como una
ramificación del tronco prosimio, durante la época
Eocena. Comprenden a los monos del Nuevo Mundo -los Platirrinos –
y a los monos del Viejo Mundo -los Catarrinos -. Los Platirrinos
evolucionaron en Sudamérica y los Catarrinos en
África, durante el período Oligoceno.
Los antropomorfos, junto con los humanos (Homo sapiens)
conforman el grupo de los hominoides y son parientes de los monos
del Viejo Mundo. Los hominoides y los monos del Viejo Mundo se
encuentran dentro del grupo de los Catarrinos.
Los antropomorfos actuales comprenden cuatro
géneros: Hylobates (gibones), Pongo (orangutanes), Pan
(chimpancés) y Gorilla (gorilas). Los antropomorfos, con
excepción de los gibones, son de mayor tamaño que
los monos y, si se compara el volumen del
cerebro con el
tamaño corporal, el cerebro es también más
grande. Todos los antropomorfos son capaces de suspender sus
cuerpos de las ramas cuando están en los árboles
aunque, entre los antropomorfos actuales, solamente los gibones
se mueven principalmente por braquiación, es decir,
balanceándose sostenidos de un brazo y luego del otro, con
el cuerpo en posición vertical. Se cree que la
suspensión vertical ha desempeñado un papel
importante en la transición ocurrida desde estructuras
corporales asociadas con la posición horizontal
característica de los monos del Viejo Mundo y de algunos
primates inferiores, hasta la estructura
corporal que llevó finalmente a nuestra posición
erecta. Los antropomorfos tienen brazos relativamente largos y
piernas cortas y descansan el peso de la parte frontal de sus
cuerpos en sus nudillos. Como resultado de esto, aun cuando se
encuentren en cuatro patas, sus cuerpos se mantienen parcialmente
erectos. Los gibones, orangutanes, gorilas y chimpancés
parecen constituir nuestros parientes vivos más cercanos.
La gran cantidad de homologías existentes entre estos
simios y nuestra especie pone de manifiesto que hemos compartido
con ellos un antepasado común más reciente que con
ningún otro grupo de primates actuales.
Un árbol filogenético
tentativo de los primates.
Tradicionalmente, hasta la década de 1980, los
humanos eran situados en una familia diferente
a la de los orangutanes, gorilas y chimpancés. En las
actuales clasificaciones -basadas en recientes análisis de
numerosos datos morfológicos, cromosómicos y
moleculares- humanos, chimpancés, gorilas y orangutanes
forman la misma familia Hominidae, todos descendientes de una
especie ancestral próxima. Forman una rama o clado
monofilético en el que se distinguen las subfamilias que
integran los orangutanes (Ponginae) y la que integran gorilas,
chimpancés y humanos (Homininae). Esta
clasificación, en la que nuestra especie constituye una
unidad taxonómica conjuntamente con los simios africanos,
destaca que los integrantes de este grupo comparten un ancestro
común más reciente que con cualquiera de los
restantes grupos de primates.
Cladograma basado en el
análisis de datos morfológicos y moleculares
aportados por el grupo de Bailey, en 1991, y por el de Shoshani,
en 1996.
La superfamilia Hominoidea, incluye a los gibones, a los
grandes simios y a los humanos. Nótese que, en la actual
clasificación, humanos, chimpancés, gorilas y
orangutanes forman una rama representada por la familia
Hominidae, el cual incluye a las subfamilias Ponginae
(orangutanes) y Homininae (gorilas, chimpancés y humanos).
Esta clasificación, en la que nuestra especie constituye
una unidad taxonómica conjuntamente con los simios
africanos, representa la existencia de un ancestro común
más reciente entre los integrantes de este grupo que entre
cualquiera de ellos y los restantes grupos de
primates.
Las relaciones evolutivas existentes entre gorilas,
chimpancés y humanos constituyen un problema
difícil de resolver, dado que el parecido a nivel
molecular es muy alto. Estudios recientes han permitido situar el
momento de la separación entre los linajes de humanos y
chimpancés en 4,6 a 5,0 millones de años y la
divergencia entre el linaje de gorila y el de
humanos-chimpancés 0,3 a 2,8 millones de años
antes.
El origen de los
homínidos
El primer fósil de Australopithecus
("antropomorfo del sur") fue prácticamente ignorado por
varios años. Numerosos descubrimientos fósiles
posteriores confirmaron la interpretación de que los australopitecinos
pertenecían al árbol genealógico humano. Un
cúmulo de nueva información permitió
extender el horizonte de nuestros ancestros recientes para
incluir a los australopitecinos y a otras especies del
género Homo que se fueron describiendo posteriormente.
Estos grupos constituyen lo que se denomina
homínidos.
Varias características distinguen a los
australopitecinos del linaje chimpancé-gorila y justifican
su posición dentro del linaje de los homínidos: los
humanos nos diferenciamos de gorilas y chimpancés por el
andar erecto y por poseer un cerebro mayor que el de estos
simios, en proporción con el tamaño corporal.
También nos diferenciamos por el patrón
morfológico del primer premolar. Los australopitecinos
comparten con los humanos tanto el patrón bicúspide
del premolar como el andar erecto, aunque el tamaño de su
cerebro es aproximadamente similar al de los simios. Así,
los australopitecinos son un grupo de homínidos en el que
algunos caracteres distintivos ya están bien establecidos
mientras que otros, como el tamaño del cerebro, retienen
el estado
ancestral. Estas evidencias permitieron superar el difundido
prejuicio que
consideraba al desarrollo cerebral como un requisito excluyente
para la incorporación de un fósil a nuestro
linaje.
Los australopitecinos eran pequeños,
tenían cráneos simiescos y caminaban erectos. Las
especies descriptas hasta el presente incluyen a A. anamensis y
A. afarensis, que constituyen el tronco ancestral, y dos linajes
divergentes: australopitecinos gráciles tales como A.
africanus, y robustos, tales como A. robustus,A. boisei y A.
aethiopicus. Los australopitecinos robustos han sido actualmente
asignados al género Paranthropus.
Uno de los homínidos primitivos
más completos hallado hasta el momento, llamado Lucy por
su descubridor, Donald Johanson.
Lucy, la "primera familia" (una notable colección
de fósiles, representada por trece individuos) y otros
homínidos fósiles bien conocidos, fueron
descubiertos en el Triángulo de Afar, en Etiopía.
Johanson sostiene que representaban una especie distinta a los
previamente conocidos y los denominaron Australapithecus
afarensis. Los fósiles atribuidos a la misma especie
fueron descubiertos por el grupo de Leakey en Laetoli a 1.600 km
de distancia, junto con un grupo de pisadas.
Comparación del cráneo y
de la pelvis de un chimpancé (izquierda) y de un miembro
de la "primera familia" (derecha).
Nótese que en la figura anterior los
cráneos son semejantes, pero las pelvis son totalmente
diferentes, produciendo las diferencias en el andar. La pelvis de
la derecha se asemeja mucho más a la pelvis humana actual.
Conclusión: Los homínidos caminaban en
posición completamente vertical antes de que se produjera
cualquier incremento significativo en el tamaño del
cerebro.
Diferentes hipótesis filogenéticas que
representan las relaciones entre australopitecinos y el
género Homo. Las especies robustas son referidas como un
género diferente: Paranthropus
La primera especie representante del género Homo
es H. habilis, primer constructor de herramientas,
que aparece hace 2 millones de años.
Otra especie posterior es H. erectus, que vivió
desde hace unos 1,6 millones de años hasta hace unos 300
mil años, o quizás 25.000 años. En esta
especie se advierte un aumento de la talla y especialmente, del
tamaño del cerebro, que alcanza en promedio 1.000 cm3,
variando de 700 a 1.200 cm3 (valores que se
superponen en parte con el intervalo de volúmenes
cerebrales de los humanos modernos). El hacha de mano es la
herramienta más representativa de este grupo. Algunos
grupos, al menos ocasionalmente, ocuparon cavernas y, en etapas
posteriores, dominaron el fuego, dos desarrollos que
probablemente estén relacionados. Se ha sugerido que la
habilidad de utilizar el fuego puede haber sido la clave del
éxito
de esta especie, ya que les habría permitido solucionar el
problema de proveerse de calor en los
climas más fríos de las nuevas regiones
colonizadas.
Homo erectus, Homo habilis y los humanos modernos, Homo
sapiens presentan premolares bicúspides, andar
bípedo, postura erecta, cerebro grande y capacidad para
construir herramientas. Considerando características tales
como la talla y el tamaño del cerebro, por largo tiempo se
ha propuesto a H. erectus como especie ancestral de los humanos
modernos. Sin embargo, en la actualidad esta idea ha sido puesta
en duda.
Una posible filogenia de los
homínidos (tomada de I. Tattersall, 1993).
El origen de los
humanos anatómicamente modernos está en
discusión. El modelo del candelabro sugiere que
evolucionaron a partir de diferentes poblaciones locales de H.
erectus, mientras que el modelo de Arca de Noé propone que
H. sapiens se originó a partir de una única
población. La mayor parte de las evidencias, que incluyen
el análisis genético, sugieren que los humanos
modernos evolucionaron a partir de una población africana
que migró hace aproximadamente 100 mil años y que,
a medida que se expandía, fue reemplazando a las
poblaciones europeas y asiáticas del género Homo
establecidas previamente.
Procesos y
patrones en la evolución humana
La nomenclatura de
las especies involucradas en la evolución humana es
aún muy controvertida y sus relaciones filéticas no
han sido completamente clarificadas. Sin embargo, sobre la base
de las evidencias encontradas, se puede reinterpretar la
información y las hipótesis
incorporadas en las últimas décadas. Éstas
han consolidado tres nuevas ideas ampliamente aceptadas que
reemplazan concepciones previas acerca de la evolución de
los homínidos.
Uno de los conceptos principales que fue puesto a prueba
es la hipótesis de la especie única. Ésta
sostenía que existía una sóla especie de
homínido y que hubo una progresión filética
en línea recta, gradual y continua, desde el primer
antropomorfo que caminó en posición bípeda
hasta los humanos modernos.
Sin embargo, los nuevos hallazgos fósiles y la
reinterpretación de los previos sugieren que la
evolución de nuestro linaje, lejos de constituir un
ejemplo de transformación filética, parece
más bien estar signada por numerosos eventos de
ramificación, es decir, por eventos
cladogenéticos.
Varios modelos de los distintos
orígenes propuestoa para los humanos
a) Hasta hace poco más de 25 años, se
creía que la línea de los homínidos era un
linaje único que había evolucionado gradualmente
desde Australopithecus, pasando por Homo erectus, hasta Homo
sapiens. b) Luego, sobre la base de la evidencia fósil
disponible, se aceptó que había dos tipos de
australopitecinos, uno robusto (A. robustus) y uno grácil
de estructura más liviana (A. Africanus), y que el robusto
representaba un callejón sin salida evolutivo. c-e)
Subsisten interrogantes acerca del estatus de H. habilis y A.
afarensis. f) Este modelo incorpora los hallazgos más
recientes. Nótese que los modelos se han vuelto
crecientemente "ramificados". g) Los partidarios del equilibrio
intermitente se complacen en señalar que, cuántos
más fósiles se descubren, mejor se puede apreciar
que han existido un buen número de especies diferentes de
homínidos que coexistieron.
Ellos señalan que el modelo de selección
de especies se ajusta mejor a la evidencia que el de cambio
filético gradual en el que una especie da lugar a
otra.
Todo indica que la evolución de los
homínidos no fue una escalera de progreso sino un arbusto
con muchas ramas, la mayoría de las cuales terminaron en
la extinción. Este nuevo enfoque pone de manifiesto que
nuestra supervivencia fue simplemente casual y que nuestro
éxito no es el resultado de un plan preconcebido de
progreso lineal.
Otro concepto fundamental se relaciona con el
establecimiento de las características clave. Así
como el tamaño del cerebro es variable en diferentes
grupos de homínidos, el bipedalismo -la capacidad para
caminar en dos pies y no en cuatro- es un rasgo que caracteriza a
todo el linaje. Así, otra de las ideas centrales que surge
de la actual evidencia fósil es que la marcha
bípeda fue el carácter que nos puso en el camino
hacia la humanidad, y no nuestra inteligencia
superior.
Existen diversas hipótesis para explicar el
origen de la postura bípeda y el andar erecto. Entre
ellas, una alude a la "necesidad de liberación de las
manos para usar herramientas", otra al desarrollo de estructuras
sociales complejas y otra a un cambio de clima en África
cuando el linaje se originó, provocando una gran
pérdida de hábitat. Otra hipótesis, conocida
como "teoría del radiador", alude a la ventaja que
representa la postura bípeda frente al cambio
climático, como un modo de recibir menor
irradiación solar. Actualmente no existe una única
explicación para el establecimiento del andar
bípedo y muchos investigadores abordan este problema desde
enfoques integrados que incluyen la anatomía funcional
comparada, el estudio del comportamiento
y la paleoecología.
Otra de las características clave del linaje es
el aumento del tamaño del cerebro en sucesivas especies de
Homo. Sin embargo, si consideramos el linaje en su conjunto,
veremos que coexistieron especies con cerebros mayores y menores
ocupando diferentes ambientes.
La adquisición de cerebros mayores en Homo ha
sido interpretada por algunos investigadores como una
consecuencia de procesos heterocrónicos, es decir, de
cambios en las velocidades y en los tiempos de desarrollo.
En suma, el conocimiento actual acerca de los patrones de
establecimiento de los caracteres clave de nuestro linaje permite
desterrar la popular representación de la evolución
humana, en la que una secuencia lineal de primates, con
cerebros cada vez mayores, van adoptando gradualmente la postura
erguida.
BIBLIOGRAFÍA
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http://www.iieh.com/cgi-bin/index/index.pl
Arruga: la evolución humana:
http://www.cnice.mecd.es/tematicas/evolucion/index.html
Enviado por:
Gary Wilson Cano Mota
Estudiante.
Santa Cruz del Quiché, Guatemala
C.A.
Mi Biografía: Actualmente estoy siguiendo la
carrera de magisterio, estudio en la Jornada Vespertina, y mis
pasatiempos son la Informática, programar en Visual Basic y
me gusta el dibujo
especialmente los dibujos que
realizo en CorelDraw y el deporte que practico es la
natación y el Motocross.
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